viernes, 18 de febrero de 2011

Asfixia por Inmersión: Los Peligros del Agua


Durante las vacaciones de verano, es habitual ver cómo los niños salen a jugar al aire libre y escapan de las altas temperaturas mojándose con agua o bañándose en las piscinas.
Sin embargo, ésta fuente de entretención puede significar un enorme peligro para los menores, ya que es durante los meses estivales en los que se registran la mayor cantidad de casos de asfixias por inmersión.
Hay que recordar que este tipo de accidente no sólo ocurre en las piscinas, sino que también puede suceder dentro de la casa y en cualquier época del año.
Según explicó la jefa de la Unidad de Emergencia del Hospital Roberto del Río, Dra. Catalina Mihovilovic, basta con 10 centímetros de agua para que un niño se ahogue.
Aún cuando el mayor número de tragedias ocurre en las piscinas, no hay que olvidar que las tinas de baño, el escusado e incluso pequeños recipientes o baldes con agua, son también una fuente importante de accidentes.
Es por esto que lo más importante es evitarlos. A continuación algunos consejos de nuestra especialista para prevenir este tipo de accidentes:
- Los niños siempre deben estar acompañados y vigilados por un adulto responsable, ya sea en la piscina o mientras se bañan en la tina.
- Poner rejas alrededor de la piscina, de por lo menos 1,5 de alto, con barrotes que tengan una separación de no más de 10 centímetros para impedir que ingrese el niño.
- Enseñarle a los niños a flotar en el agua y a partir de los tres años inscribirlos en clases de natación
- Los flotadores con forma de neumáticos no son tan seguros. Si desea utilizar un dispositivo de flotación prefiera las "alitas" o chalecos salvavidas.
- No ingresar al mar, río o piscina bajo los efectos del alcohol o las drogas
- Evitar los juegos peligrosos como las "chinitas" (hundir sorpresivamente la cabeza de otro niño) o correr por el borde de la piscina.
- Enseñar a los niños a nadar sólo en lugares permitidos y habilitados.


¿Qué hacer en caso que un niño sufra de asfixia?

El pronóstico luego de una asfixia es auspicioso, si se actúa a tiempo. Si al menor accidentado se le practica reanimación, mejoran las expectativas de vida y la posibilidad de quedar sin secuelas aumenta.
Es por esto que si un niño llega a caer a una piscina o algún lugar que contenga agua, el proceso de reanimación que debe seguir es el siguiente:
- Sacar al menor del agua mientras otra persona pide ayuda y llama a la ambulancia (Fono 131)
- Colocar al niño sobre una superficie dura
- No moverlo bruscamente, ya que el menor podría tener alguna lesión en la columna
- Verificar si responde a los estímulos hechos por el adulto (si habla o se mueve). Si no responde, constatar que el niño esté respirando
- Iniciar las ventilaciones boca a boca o boca nariz y el masaje cardíaco. No se dé por vencido muy pronto, ya que recuperar la respiración y los latidos puede necesitar varios minutos de reanimación. Es recomendable que estas maniobras las realice alguien que las domine, sin embargo siempre es mejor realizar algún tipo de reanimación.
- No intentar maniobras como extraer el agua de los pulmones o estómago.
- Secar al niño, evitar que se enfríe y mantener la respiración hasta que llegue el equipo de rescate.

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